domingo, enero 01, 2006

VP19 de Año Nuevo: Amanece en Voltech

El primer día del año, el día de año nuevo. La vida se mide en años, y aunque cada cual tiene su aniversario, el día de año nuevo es el aniversario de todos. Es el día en el que celebramos el cumpleaños del mundo.

Año nuevo, otro año nuevo, día de retorno al punto de partida. A partir de ese momento el Sol repetirá su posición en la cúpula celeste. Día de sentimientos contradictorios, alegría por el nuevo año lleno de oportunidades, y tristeza por el año acabado con sus posibilidades perdidas. Sensación de atrapado en el tiempo


montados en la nave Tierra en un tío vivo sideral que gira y gira alrededor de la cegadora bola luminosa, dios Samash de los babilonios, Atum-Ra de los egipcios, Helios de los griegos, y Viracocha de los incas.


El día de año nuevo es el cumpleaños del mundo: es el día en el que la tierra completa su vuelta alrededor del sol. Este día se celebra la renovada fidelidad del sol que repite el ciclo anual. El sol que alimenta con su luz a las algas y a sus descendientes terrestres: plantas de la vida, seres autistas que extienden verdes láminas para capturar cada rayo de luz solar. Esos seres vivos que son el primer alimento de la biosfera
Las plantas, como nosotros, también aprendieron a celebrar la fidelidad del astro rey, y lo hicieron con gran exuberancia. Si nosotros festejamos el año nuevo y cualquier otro acontecimiento de periodicidad anual con fuegos artificiales

las plantas con flores con sus 250.000 especies frente a unas pocas cientos de coníferas y helechos, son el último eslabón evolutivo y son las reinas del mundo vegetal. Ellas aprendieron a fabricar y detonar con periodicidad anual su pirotecnia de colores y fragancias.

Pero volviendo al ciclo anual cuyo inicio celebramos el 1 de enero, la aparición de los primeros calendarios coincide con la aparición de las primeras civilizaciones, hace unos 6000 años. Descifrar las señales del cielo no fue tarea fácil. No fue consecuencia de la contemplación ociosa de la cúpula celeste. No fue el aburrimiento de una noches sin luz eléctrica ni televisión lo que empujó a observar e investigar los ciclos astrales. Tampoco fue una curiosidad excéntrica alejada de cualquier aplicación práctica. El conocimiento de los ciclos astrales era condición imprescindible para la supervivencia del género humano.

La organización del ser humano en complejos sistemas estatales se fundamentaba en la intensificación agrícola necesaria para alimentar a una población creciente. Y para que esta intensificación productiva se desarrollara, era necesario conocer los ciclos de la vida de las plantas y de crecida de los ríos. Y los ciclos de la vida vienen determinados a su vez por el ciclo de luz solar, esto es, el ciclo anual en el que las estaciones se repiten.

El primer problema que se encontraron fue determinar el ciclo anual en el que el sol volvía a pasar por la misma posición de la cúpula celeste. Ese tiempo se podía contar en días, siendo un día el tiempo que tarda la tierra en girar sobre si misma. Y también en ciclos lunares (meses lunares), que es el tiempo que tarda la Luna en dar una vuelta alrededor de la Tierra, medida en lunas llenas consecutivas.

Los tres astros giran uno alrededor de otro en ciclos perfectos, pero que no cuadran entre sí. Así el año solar es de 365 días, 5 horas, 48 minutos y algunos segundos, y el mes lunar es de 29 días, 7 horas, 43 minutos y varios segundos.



Roma ideó primero el año de 355 días, con 12 meses que tenían 28, 29 o 31 días. Para corregir el descuadre de algo más de 10 días que se producía cada año, cada dos años se incorporaba un nuevo mes de 22 o 23 días justo antes del inicio del año nuevo, que en Roma se celebraba el 1 de marzo. Así el mes de marzo era el mes uno, y los meses de septiembre, octubre, noviembre y diciembre coincidían con el séptimo, octavo, noveno y décimo, de ahí sus nombres.

Fue Julio Cesar quien reformó el calendario para evitar esos años de 13 meses. El calendario Juliano tiene 365 días y añade un día más cada cuatro años para corregir el retraso anual de 5 horas y 48 minutos. Además trasladó el inicio de año al mes de Enero. En honor a Julio Cesar el mes quintilis paso a llamarse Julio, y en honor de su sucesor Cesar Augusto, el sextilis paso a llamarse Augusti.

Nuestro actual calendario, el gregoriano, es idéntico al juliano, salvo en que incorpora una mayor precisión en el cálculo de los bisiestos: si el año es divisible por 100 dejará de ser bisiesto, y volverá a serlo si es divisible por 400.

Así pues el ajuste fino entre ciclo terrestre (día) y solar (anual), tuvo que desentenderse del ciclo lunar (mensual), que descuadra sistemáticamente, pues la luna nunca tiene el mismo brillo ni ocupa el mismo lugar en un periodo mensual.
Toda la vida tiene su origen en el sol. Hace 4000 años los babilonios celebraban el año nuevo durante 11 días consecutivos, superando a la rave más dislocada.

El día de año nuevo inicia el renovado ciclo solar y por eso es el cumpleaños del mundo. El día de año nuevo es el aniversario de todos. Por eso vamos a empezar a celebrarlo cuando claree el nuevo día del nuevo año 2006, a las 7 de la mañana.
Amanece en Voltech, VP19 en Cotton Sugar de Sabadell, a 15 minutos de Barcelona en coche o en tren (al lado de la estación Sabadell Sud), en dos preciosas salas, con dos programas matinales de música electrónica de baile, para que los adoradores de la vida puedan celebrar el eterno retorno del Sol como merece: con una explosión de alegría colectiva.