VP21: Mamá...quiero ser DJ
Esta historia es la historia de la música electrónica desde su incubación en el regazo del poder hasta su actual expansión y democratización, cuando un poco de voluntad basta para que cualquiera pueda producirla y divulgarla. La VP21 es un homenaje a los nuevos creativos que tanto nos hacen disfrutar, a aquellos que sintieron la llamada de la música electrónica: “mamá, quiero ser DJ”.
Tecnología útil, tecnología lúdica
Todas las tecnologías nacieron para cubrir necesidades básicas. Cuando esas tecnologías llegaron a la madurez empezaron a satisfacer otras necesidades lúdicas. Así fue con la escritura o la máquina de vapor. Los primeros escritos, hace 6 o 7 mil años, eran contabilidades fiscales y contratos de compra/venta, luego aparecerían los textos sagrados y mitológicos. La tecnología de la máquina de vapor se ideó para transportar mercancías y trabajadores, pero luego daría paso a usos lúdicos originando el turismo de masas.
El inicio de la electrónica
La bombilla y el motor eléctrico fueron las primeras aplicaciones de la electricidad. Probando con una bombilla con el filamento roto, Edison descubrió el primer dispositivo electrónico. Aumentando el voltaje, la corriente eléctrica saltaba y se restablecía, pero sólo en una dirección. Así apareció el primer rectificador electrónico que convertía la corriente alterna en continua.
Mientras tanto, la transmisión telefónica a larga distancia necesitaba de potentes señales eléctricas. A partir de la bombilla de Edison se desarrollaría en el 1906, hace justamente un siglo, la primera lámpara de vacío que funcionaba como un amplificador de la señal eléctrica. La segunda aplicación práctica del amplificador tuvo usos más lúdicos en los circuitos electrónicos de tocadiscos, radios y televisión. En el caso de la electrónica, de nuevo se da el tránsito del uso utilitarista al uso lúdico.
Prehistoria
También hace justamente un siglo, en el 1906 se puso a punto el primer instrumento musical eléctrico: el telharmonium. Su inventor desconocía los progresos paralelos en amplificación, así es que conseguía un sonido potente a base de antigua tecnología eléctrica, con 145 rotores y dinamos de considerable tamaño.
Esos rotores generaban corriente alterna de diferentes frecuencias, produciendo arcos voltaicos que hacían zumbar el aire circundante reproduciendo la escala musical.
El telharmonium era un monstruo de 200 toneladas y 18 metros que ocupaba toda una planta en el nº 535 de la 56th Street en West Manhattan. A diferencia de los instrumentos que le seguirían, el telharmonium pertenece a la prehistoria pues fue desguazado antes de que su sonido pudiera ser registrado.